domingo, 11 de mayo de 2008

Another Love Story - Bonus Track


Bueno, como saben, AL FIN!! termine la historia "Another love story". Quizás a medio camino me arrepentí de ponerle un nombre en ingles, incluso quizás me arrepentí de escribirla, pero filo, que feo es dejar las cosas a medias no?... Además tenia el apoyo de amigos que me motivaban a seguirla...

Ahora, y "casi" a modo de humorada, he decidido subir un archivo PDF con la historia completa xD, y que lo pueden bajar aquí.
Será como la edición en Tapa Dura, y papel reciclado de las grandes imprentas, pero sin todo eso, hahaha...
En el Archivo, podrán encontrar un pequeño prologo, y un epilogo con el final definitivo de la historia. Sabrán que paso con Marcelo, y algo de Ignacia.
Espero que les guste, y se lo tomen con humor, muchas gracias a los que inspiraron algún personaje, saludos a los que me leyeron hasta el final, especiales saludos al Pikachu, a la Danita UC, al Ludo, al Alonso, y a los que quedaron en el camino.

Perro Ql.





sábado, 10 de mayo de 2008

Another love story - Pt. 8


"Cuando Marcelo lloró a Ignacia..."

- Quiero saber que ha estado pasando Ignacia... - Soltó Marcelo mordiéndose el labio. Tenía miedo de ser directo, aún tenía miedo de aceptar la verdad.
- Nada Marcelo!, de que estas hablando?... - Respondió Ignacia pareciendo dramáticamente sorprendida...
- De ti!, de ti Ignacia, que te esta pasando...? - Dijo Marcelo mientras soltaba un sollozo involuntario, un sollozo que lo sorprendió incluso a el mismo. La música a todo volumen en la disco, la gente conversando, obligaban a Marcelo a gritar para hacerse escuchar, lo cual liberaba su tensión aún mas, y lo llevaba a la debilidad ya evidente en su voz temblorosa - ...hace tiempo ya que estas alejada de mi, ya no me mandas mensajes como lo hacías antes, se acabaron las cartas, los regalos, las palabras bonitas, todo! - Ignacia permanecía en silencio, no decía nada... solo miraba a Marcelo con una expresión que mezclaba tristeza e impotencia... impotencia de que?, se preguntaba Marcelo... de no poder gritarme que me odia?, o de no poder mandarme a la mierda?. Marcelo solo quería respuestas, una explicación al porque, el tenía que verse obligado a vivir todo esto. - Que te pasa Ignacia, dime... porfa...- Susurro Marcelo, no estaba seguro de que Ignacia lo había escuchado esta última vez, ya que sus palabras se ahogaron en un sollozo que termino en una lagrima de desahogo que callo por mejilla de Marcelo. - No entiendes que me hace daño ver cuanto has cambiado?, ya no puedo acostumbrarme a que no me ames igual!, ya no... - Marcelo no sabía que decir... lloraba mirando el suelo y rodeando a Ignacia con un brazo. Ignacia estaba estática, con la mirada fija en el montón de gente que bailaba en la pista... de pronto, rompió el silencio.
- Para Marcelo... por favor no te hagas esto, no me hagas esto a mi... - Termino Ignacia en calma, sus palabras sonaron frías, pero no pudo evitar sentir una lagrima cayendo por sus ojos.
- Pero Ignacia!, estoy mal! tu no entiendes, tu me lo diste todo! todo lo que podía recibir, y todo lo que pensaba que no merecía!... ahora, me lo quitas sin explicación!, no puedo mas Ignacia, no puedo seguir fingiendo que estoy feliz, porque no lo estoy! Al menos dime que hice mal... o, en que me equivoque! Yo puedo hacer lo que sea para que volvamos a ser como antes!, Ignacia, amor, te amo... - Marcelo sonaba suplicante, casi humillante... llorando desconsoladamente, mientras Ignacia soltaba lagrimas silenciosas mirando al resto de los amigos que saludaban inocentes desde la pista de baile. La música retumbaba en el cuerpo de Marcelo, su piel vibraba y sentía que sus sienes explotarían en cualquier momento.
- Nada Marcelo, no has hecho nada malo, y no hay nada que se pueda hacer, lo siento...
- Pero amor!, cualquier cosa! - Suplico por segunda vez Marcelo. - ...cualquier cosa, lo que ute me diga!, si quiere adelgazo mas!, me tiño el pelo!, me vuelvo vegetariano, lo que quiera!... - Dijo Marcelo quien estaba claramente desesperado. Le habían dado el cielo, y ahora se lo estaban quitando sin explicación alguna. Ni siquiera el encontraba el sentido en sus palabras en ese momento...
- Marcelo para!... por favor! - Insistía Ignacia---
- Ya se!, ya se amor... mire, la dejare solita el tiempo que quiera, para que piense... y después volvemos amor, y vamos a ser felices de nuevo... - Marcelo termino y rompió a llorar sin poder controlarse... "Vamos a ser felices de nuevo", su frase le sonaba estúpida incluso a el en ese momento, y fue eso lo que le quebró el corazón, ya no volvería a ser feliz con Ignacia, era algo que de a poco se perdía en la mente de Marcelo, en los recuerdos. Parecían ahora tan lejanos y anhelados los momentos felices de ambos... pero aún así, se desvanecían... como un sueño al despertar se desvanece, y se olvida...
- Marcelo... - Susurro Ignacia, tratando de levantar con una mano el húmedo rostro de Marcelo que estaba a su lado, tratando de buscar su mirada... - Marcelo, mírame!
- Dime, dígame amor... - Marcelo trataba de limpiarse sus lagrimas y parecer mas digno frente a la mirada de Ignacia, "ya he llorado mucho" pensó, y Cristóbal había estado mirando mucho en esa dirección. Marcelo lo último que quería en ese momento era hablar con alguien, quería estas solo, prefirió parecer normal...
- Mañana, a las 2, en mi casa... ahí hablamos. - Ignacia lo miraba fijo en sus ojos, en sus mejillas estaba marcado el camino que habían recorrido sus lagrimas. - ...lo siento, me tengo que ir...

Ignacia se levanto, y besó a Marcelo en los labios, un beso con sabor a amargura, y casi por obligación. Aún era temprano, y Marcelo pensó que tomaría un taxi hasta su casa. Mientras se iba quedando solo, y miraba a Ignacia alejarse, Marcelo quiso estar ahí, solo... sin nadie que lo moleste por un buen rato... pensando, solo toda la noche, quería pensar en un porque... porque el estaba viviendo eso...? Por mas que buscó una explicación, no la encontró. "No me lo merezco...", dijo finalmente para si y en voz alta. Acostado en el sillón de cuero del local, y bajo una luz ultravioleta que lo alumbraba penumbrosamente, "No... no me lo merezco"... repitió una vez mas. Nadie estaba ahí para escucharlo, la música ahogo sus palabras, y cerró sus ojos húmedos...
Marcelo se transporto a un lugar mas tranquilo. Se sintió en paz, y sus lagrimas dejaron de caer. Debía aceptar lo que Ignacia quería, todo lo que ella quisiera. Siempre había dicho, "Si alguien no quiere estar conmigo, no la puedo obligar"... y era justo lo que no estaba haciendo. Nunca pensó que sería todo tan difícil, cuando uno es el protagonista...

- Marcelo, Marcelo!... - Cristóbal estaba a su lado, le hablo volviéndolo a la realidad. La música era mas suave y las luces estaban encendidas... - Marcelo, termino la disco, tenemos que irnos...
- Ok. - Dijo Marcelo automáticamente mientras se ponía de pie... - Pero primero quiero ir al baño...
- Anda dale, apúrate si, te esperamos afuera..
- Oka, no me demoro nada...

Marcelo fue al baño, se mojó la cara, y tomo un poco de agua... se detuvo en su reflejo un momento, y mientras se miraba detenidamente pensó, "Que patético soy, en que me he convertido?"... tomó rápidamente sus cosas del lavamanos, y salió...

- Como estas hermano?... - Pregunto Cristóbal mientras caminaban a tomar la micro. Su amigo espero un momento en que estuvieran solos para acercarse y hacer la pregunta... luego de un momento agrego - Todo bien?
- Pues no... - Dijo Marcelo en seco. - Yo creo que ya te diste cuenta que no...
- Si obvio, todos nos dimos cuenta de hecho... - Dijo su amigo comprensivo. - No me quise acercar a ti antes. Pensé que quizás querías estas solo.
- Si... de hecho, si... gracias. Vale perro, la dura.. - Respondió con mas soltura Marcelo.
- De nada. - Su amigo sonó mas tranquilo esta vez. Quizás Cristóbal sabía lo importante que era para Marcelo hablar con el, y eso lo llenaba de orgullo. - Entonces, ya no están juntos cierto?. - Pregunto Cristóbal luego de un rato de silencio, que pudieron ser minutos...
- Aún si, mañana a las 2, tendré la respuesta... - Marcelo sonaba pesimista al respecto, y Cristóbal, obviamente lo notó.
- Bueno, y... te dijo porque ha estado rara?
- No, no me dijo absolutamente nada... - Respondió Marcelo en un tono de enojo. - Tu cachaste ahora que estaba rara cierto?
- Si, conmigo no, pero se notaba mas fría contigo...
- Mmm... - Asintió Marcelo moviendo la cabeza. - Hoy fue lo peor...
- Ya perro!, pero tranquilo!... - Grito Cristóbal levantándole el animo. - Si con la Javiera cachamos que la volá de la Ignacia es mala onda. La mina es pendeja, y las pendejas son así... quieren pasarlo bien y eso, tu lo sabías...

Marcelo no dijo nada mas... nada mas que solo el "Nos vemos!", que le dio a todos cuando se subió solo a su micro. Sin embargo las palabras de Cristóbal quedaron en su mente: "Las pendejas son así... quieren pasarlo bien y eso...", Marcelo lo sabía. Ya había sido victima de otra "cabra chica", por suerte no fue tan terrible. Sin embargo, Ignacia no era así. Ella era diferente, "Al menos a sus ojos", pensó Marcelo, a veces las personas enamoradas confunden el juicio de la razón, e idealizan a las personas. De todas formas, ella nunca fue mucho de salir, disfrutar con amigos en carretes, conocer chicos, y tener aventuras pasajeras. De hecho, ella nunca había ido a una disco antes de estar pololeando con el. La única explicación que podía justificar aquella hipótesis, llego a Marcelo mas tarde, cuando estaba acostado ya en su cama, "Yo abrí sus ojos, al mundo que no conocía"... no parecía probable, pero no pensaba en otra cosa que podría haber gatillado que Ignacia matara su amor repentinamente, y de esa manera. Así cerro sus ojos esa noche, y se durmió, con la mente en un infierno... y un nudo en la garganta

Al otro día, Marcelo tenia la constante sensación de estar esperando algo, algo malo... que tarde o temprano debía llegar. Algo inminente, que el no podía detener. Quizás, no porque no se sentía seguro de hacerlo, sino, porque nunca se tuvo la confianza a si mismo en aquellas situaciones, y en ese momento mas que nunca, su confianza era un recuerdo basto de algunas semanas atrás. A las 2 de la tarde, lo sabría todo...
Ese día Marcelo se levanto, se baño, fue a la universidad como lo hacia todos los días. Solo que en este día, Marcelo llevaba consigo una expresión ausente, tenía la mirada perdida, y el pensamiento hundido en el desconcierto, no tenía idea como reaccionar, que hacer, que venía después... seguirían siendo amigos?, seguirían viéndose?... la mente de Marcelo era un mar de dudas sin respuestas, que lo mantuvieron alejado de todos durante toda la mañana.
Llegada la hora, Marcelo tomó el metro, y se dirigió a la casa de Ignacia. No podía dejar de pensar en cuantas veces había recorrido ese camino. Normalmente, desde su casa a la casa de Ignacia, el viaje dura mas de una hora, tiempo que pasaba volando... Marcelo solía recorrer el tramo feliz, sabía que estaría con Ignacia. Como olvidaría los "miércoles felices", los "viernes felices"... conocía cada casa, departamento y negocio que había en el camino a donde Ignacia, y amaba cada parte de el. Esta vez, el camino le supo amargo. Cada metro que lo acercaba a la casa de Ignacia, lo acercaba mas al fin... por mas que evitaba pensar en aquello, no podía sacar de su mente el pensamiento, de que hubiera dado cualquier cosa, por no estar realizando ese viaje.

Después de un momento, Marcelo estaba de pie en la puerta de Ignacia. No lo pensó mucho, quizás se podía arrepentir, y golpeo... Ignacia lo saludo como siempre, con un beso suave en los labios. Sin embargo parecía incapaz de mirar a Marcelo a los ojos. Lo invito a subir a su habitación. Como Marcelo esperaba, no habían velas, inciensos, música, sorpresas, nada... solo la habitación de Ignacia, con sus ventanas abiertas de par en par...

- Como has estado? - Ignacia miraba a Marcelo con unos ojos que a Marcelo le parecieron cargados de pena...
- Bien, gracias... - Mintió Marcelo. - Y tu?
- Bien... bien gracias...
- Ignacia mira... - Irrumpió Marcelo, cuando Ignacia parecía a punto de continuar hablando... - Quiero saber que me tienes que decir, mientras antes lo digas, mejor. - Marcelo de pronto se sintió nervioso, sus palabras le sonaron aturdidas, y la cabeza le daba vueltas, estaba mareado... tomo una bocanada de aire que lo relajo un poco.
- No quieres algo para tomar antes?, te traigo un jugo? - Dijo Ignacia, quien parecía estar escapando de la situación...
- Ok, dale... - Asintió Marcelo, esperando calmarse, y enfriar un poco sus pensamientos durante ese momento. "Debo estar tranquilo, mantener la calma...", se decía una y otra vez... mientras Ignacia estaba en la cocina buscando unos vasos de jugo.
- Había solo de manzana! - Escucho Marcelo cuando Ignacia estaba por entrar a la habitación. - Ok, esta bien... - "Lo que menos me importa en este momento, es el sabor del jugo", pensó Marcelo.
- Bueno - Dijo Ignacia con una voz firme, mientras se sentaba en la cama. Marcelo estaba sentado en el suelo, con las piernas cruzadas, a un costado... - Quieres que te lo diga ahora, no?...
- Así es... - Afirmo Marcelo, con una voz que aun, haciendo su mayor esfuerzo, no lograba eliminar la angustia en su expresión.
- Solo quiero que sepas una cosa... solo una cosa... - Ignacia miraba a la pared, no parecía capaz de terminar la frase o de mirar a Marcelo a los ojos. Marcelo sintió que ese momento era eterno. Las ideas volaban a mil por hora en su mente. En un segundo se vio llorando, solo, sin nadie que limpiara las lagrimas nunca mas... y al siguiente su mente dio un vuelco, e imagino a Ignacia, diciéndole que lo amaba, que la perdonara... que su confusión había acabado y que podían ser felices... se imagino besando a Ignacia como lo hacia cuando juntaban sus cuerpos, tocando su pelo, su piel... pero solo era su imaginación, sin esperarlo, Ignacia rompió el silencio... - Nunca, nunca Marcelo, dudes, de la intensidad con la cual te amé...

Esas palabras se hundieron en la mente de Marcelo, como un cuchillo caliente lo haría en la mantequilla. Entraron suaves, pero letales... "Nunca dudes de la intensidad con la cual te amé"... "Te amé"... la mente de Marcelo lo comprendió entonces todo... Ignacia ya no estaba enamorada de el. Había llegado el momento que estuvo esperando durante días, y sin embargo no se sentía preparado para afrontarlo... Que debía hacer?, que debía decir?, lo único que Marcelo podía pensar en ese momento, era su futuro, que pasaría ahora?, que haría ahora?, que sentido tenía seguir intentando ser alguien mejor cada día, si la persona con la que debía estar lo estaba dejando...?, que sería de sus días, de sus horas libres, de sus ganas de abrazar a Ignacia, de besarla... debería reprimirlos?, debería aguantar dolorosamente ese deseo, aún cuando el no lo decidió así?... Pensó en cuan Injusta era la vida, y cuan cruel el amor, cuan cruel podían ser las personas, prometiendo felicidad, amor eterno, entregando alegría, entregando vida... y de un momento a otro, todo se desmoronaba. El amor prometido, la felicidad recibida, la entrega, todo... se convertía en algo sin sentido, algo falso... recordaba las palabras de Ignacia cuando estaban solos: "Prométeme que nunca me vas a dejar"... "Siempre estaré contigo, siempre te amaré...". Marcelo creyó en todas y cada una de las palabras que Ignacia le decía. Marcelo se dejo llevar por todas y cada una de sus palabras. Marcelo se sentía engañado por todas y cada una de ellas. No podía dejar de pensar en lo horrible que era que las personas dejaran todo lo que habían vivido en nada. No podía dejar de sentir un poco de odio, por el sufrimiento sin sentido que estaba experimentando...

- Que va a pasar conmigo ahora?... - Diciendo estas palabras, Marcelo se quebró, y cayó en un llanto desesperado... parecía un niño que llora desconsolado porque su madre lo ha retado, e Ignacia lo miraba inexpresiva desde la cama, aún con la mirada ausente... - Que va a ser de mi?, de mi vida?, de mis planes?... yo había pensado que estaríamos juntos, tu me dijiste que estaríamos juntos... - Marcelo lloraba y sus palabras apenas se entendían entre los sollozos que emitía. En ese momento Ignacia no pudo evitar mirar a Marcelo, y romper en llanto también... un llanto que comenzó mas calmado. Se acerco a Marcelo, e intento abrazarlo.
- Perdóname Marcelo... - Ignacia se sentó sobre las piernas de Marcelo, y lo abrazo. Marcelo lloraba como un niño. El calor de Ignacia lo agobiaba. Sentía ganas de abrazarla y ganas de empujarla, de apretarla y no soltarla mas, y ganas de decirle que se fuera lo mas lejos posible...
- Que va a ser de mi?, dime... que va a ser de mi ahora?!... - Marcelo lloraba, e Ignacia comenzó a limpiar sus lagrimas. Marcelo no podía mas... no podía aguantar mas. Se puso de pie, e Ignacia quedo en el suelo, llorando, sola... con la cabeza entre las rodillas, Marcelo se sentó a los pies de la cama... - Dime que va a ser de mi?!, porque me haces esto?, dime porque me haces esto?! - Marcelo lloraba y ya no se podía controlar, Ignacia aún mantenía la cabeza entre medio de las rodillas flexionadas...
- No Marcelo, no me preguntes eso... - Ignacia lloraba mas despacio, y sus lagrimas comenzaron a mojar la alfombra.
- Por que me dijiste que me amabas entonces...?!, por que me dijiste que íbamos a estar juntos siempre?!, por que me engañaste?!, por que?!... yo te creí todo... yo confiaba en ti Ignacia, porque me hiciste esto?... - Marcelo apenas podía hablar, las lagrimas caían cada vez con mas fuerza de su cara, y llegaban a su boca dándole aun mas amargura al momento... Marcelo solo buscaba por una explicación, quería saber porque, porque Ignacia lo había hecho vivir por todo esto. Porque Ignacia lo había elevado al lugar maravilloso, y ahora lo dejaba caer en seco, sin ninguna explicación... - Ignacia... respóndeme... por que?, solo quiero saber porque... - Las palabras de Marcelo cada vez perdían mas intensidad, cada vez se consumían mas por el llanto, y por la pena. Al notar que Ignacia no respondía sus preguntas, Marcelo calmó un poco sus lagrimas, y se fijo mas detenidamente en ella. Ignacia permanecía agachada, inmóvil, con la cabeza entre las rodillas, y llorando... Marcelo se acercó, y vio que estaba afectada, muy afectada por la situación... y llorando... - Ignacia que te pasa...?
- Vete!...
- Pero Ignacia dime que te pasa...? - Marcelo estaba comenzó a preocuparse... nunca la había visto así... intento tocarla, pero ella se alejo de su mano bruscamente...
- No me toques! déjame sola!... - Marcelo no sabia como tomar la reacción de Ignacia. Su estado paso de preocupación a desconcierto. Porque reaccionaba así?... de a poco sus lagrimas comenzaron a cesar, y siguió intentando llegar a Ignacia..
- Ignacia, dime que onda?... que te pasa?, me estas preocupando... - Ignacia comenzó a llorar, ahora mas fuerte, al fin parecía estar soltando todo lo que estuvo aguantando durante todo el momento, y su llanto parecía desconsolado, sin embargo a Marcelo le parecía innecesario, por que lloraba?, pensaba Marcelo, si ella esta haciendo lo que quiere... ella me esta pateando. - Porque lloras?. - Dijo Marcelo - Es lo que querías no?, por que lloras?...
- Déjame Marcelo por favor, ándate! déjame sola!... - Ignacia se puso de pie, y se arrincono en el espacio que había entre la base de cama y la pared, ahí se arrodillo, escondiéndose de Marcelo..
- Pero Ignacia que onda?... debería ser yo el que reaccione así, no tu!... - Marcelo ya había calmado sus lagrimas, tenía toda la atención puesta en Ignacia.. - Ya po' Ignacia, deja de llorar, era esto lo que querías no?... - Marcelo intento tocarla nuevamente, pero ella una vez mas, esquivo su mano...
- No!, no era lo que quería!... nunca quise hacerte daño!. Por primera vez en mi vida amé a alguien!, por primera vez en mi vida sentí estas cosas!, y lo arruine! lo arruine todo... lo último que habría querido era dañar lo mas importante que he tenido, y lo acabo de hacer... - Ignacia lloraba ahora sin poder controlarse, Marcelo se acerco, y por fin ella lo dejo abrazarla y acercarse a ella... - Te hice daño Marcelo, mucho daño... perdóname... - Marcelo tomó a Ignacia y sin decir nada, la llevo a la cama, y la acostó. El se sentó a su lado, mirándola mientras lloraba. Marcelo en un segundo pensó... "Quien debería estar llorando soy yo, que situación mas estúpida", sin embargo aun se preocupaba por Ignacia, y quería que estuviera bien... - Soy mala... soy una persona mala...
- Ignacia, tranquila... no eres mala, no digas eso. - Dijo Marcelo con la mente fría, y las lagrimas ya detenidas completamente...
- Si, lo soy... mira lo que acabo de hacer... - Marcelo acariciaba a Ignacia suavemente, y trataba de calmarla...
- No Ignacia, no lo eres, estas cosas pasan todos los días. Todos los días alguien termina una relación, y una de las dos personas resulta mas afectada que la otra, todos los días alguien hace el papel que estas haciendo tu, y alguien el papel que estoy jugando yo. - Ignacia comenzó a calmarse, y miraba ahora a Marcelo detenidamente, mientras el le seguía hablando... - Algún día a ti te va a tocar vivir lo que estoy viviendo yo ahora, y a mi lo que estas viviendo tu. Son cosas que pasan Ignacia, y no significan que seas mala... - Ignacia lo acaricio en el rostro, y lo miro directo a los ojos...
- Gracias...
- Además!, mírame... - Dijo Marcelo. - Estoy bien... en serio, estaré bien... - Mintió de nuevo Marcelo, sabia que no estaría bien, pero el prefería que Ignacia estuviera mejor... Ignacia le ofreció una sonrisa... - Viste?!... ahora solo tu debes estar bien...
- Si, gracias... estoy bien. - Por un momento, Marcelo pensó dejar las cosas así, e irse lo mas rápido posible de la casa de Ignacia. Sin embargo, antes, debía saber algo...
- Ignacia, solo... quiero molestarte con una pregunta...
- Dime...
- Por que?... por que me hiciste pasar por esto...? - Ignacia lo miro a los ojos, y le dijo...
- No lo se Marcelo, simplemente sucedió... - Marcelo no podía conformarse con una respuesta así... y volvió a insistir una ultima vez...
- Ignacia, necesito saberlo... quiero saber que hice mal. Quiero saber que es lo que motivo esto, para no volver a cometer el mismo error. - Ignacia bajo la mirada... y le respondió...
- Lo siento Marcelo, pero no tengo la respuesta... no lo sé.

Marcelo apretó los labios, hasta sentir un leve dolor... agacho la mirada, y beso a Ignacia por última vez en los labios. No estaba seguro si seria la ultima o no, pero si era suficiente para el. Ya no tenía nada que hacer ahí, Ignacia ya no era su polola, ya no era el invitado especial, ya no le brindarían mas momentos felices. Se levanto de la cama, tomo su mochila, se puso su gorro, y se fue..

- Adiós. - Le dijo Ignacia justo antes de desaparecer en la puerta...
- Adiós... - Susurro Marcelo mientras se alejaba.

Con el corazón partido, se fue, se alejo de ese lugar que tantos momentos felices le había brindado, de aquel lugar donde amó con una pasión hasta ahora desconocida para el... de ese lugar donde soñó, vibro, y recibió mas amor de que se creía digno de recibir...
Marcelo caminó alejándose poco a poco de la pequeña casa que dejaba atrás, sin dar la vuelta... temía que Ignacia mirándolo por la ventana viera sus lagrimas caer, débiles, dolorosas, y llenas de pena e impotencia por no entender el motivo de tanto sufrimiento. Habían sido los días mas felices de su vida... nunca se había dejado amar de esa forma, siempre tuvo miedo de ser victima del juego cruel que mas de una vez el amor puso en su camino... nunca lo habían amado de esa forma. Marcelo había construido un camino con muchos senderos, todos lo llevaban a la felicidad, de la mano de la persona que amaba, que lo hacia feliz, de la persona que a el lo amaba, y a quien el hacía feliz... o al menos eso creía el hasta hace unas semanas. Ahora, todos sus planes, eran nada...





lunes, 5 de mayo de 2008

Another love story - Pt. 7


"Todas las cosas buenas, llegan a un final..."

Marcelo estaba acostado en su cama, no podía dormir, no podía cerrar los ojos, eran las 12 de la noche, y se había acostado hace media hora... Marcelo no podía dejar de pensar, no podía dejar de cuestionarse y preguntarse, preguntarse como una persona común como el, al que nunca le había pasado nada extraordinario en la vida, puede ser tan feliz...
Marcelo estaba pololeando con Ignacia. Ignacia era una joven de pelo largo, negro, y de una piel dorada que cautivaba a Marcelo. Ignacia era la mujer que le había enseñado a Marcelo lo que el merecía, lo que el era, le había enseñado a Marcelo que el podía ser feliz.

Marcelo e Ignacia hacían la pareja perfecta, así lo veía Marcelo. El se sentía enamorado, sentía que Ignacia era su razón de vivir, el motivo por el que día a día se levantaba, no importaba si ese día la viera o no, pero sabia que al siguiente lo haría, entonces vivía aquel día intensamente, para que avance rápido, y llegue luego el momento en que tendría a Ignacia entre sus brazos.
Había pasado el tiempo, y Marcelo continuaba visitando la casa de Ignacia. Cada momento juntos era mágico... Ignacia lo esperaba ansiosa, esperaba un largo rato sentada junto a la ventana del segundo piso, hasta que veía a Marcelo venir caminando a lo lejos. Corría a su habitación, y prendía velas, incienso, cerraba las ventanas, y ponía música.
Marcelo llegaba, y cada una de las veces que veía la sorpresa de Ignacia, sentía lo mismo que sintió la primera vez... se sentía privilegiado, amado, importante, se sentía el hombre mas feliz del mundo. Ignacia lo llevaba de la mano hasta su habitación, mientras se besaban y se decían te amo... una vez adentro, el mundo dejaba de existir, el tiempo se expandía y se contraía a merced de ambos. Podían pasar horas recostados mirándose a los ojos, podían pasar toda la tarde durmiendo abrazados, en silencio, solo acompañados por su respiración, hacían el amor, se besaban y se acariciaban por horas, Marcelo no podía exigirle nada, no se sentía con derecho de nada, todo lo que podía recibir, lo recibía de ella...

Sin embargo, al pasar el tiempo, Marcelo seguía sintiendo con la misma intensidad. Existe el pensamiento común, de que con el correr del tiempo, el amor va bajando la intensidad. "Las personas se acostumbran", dice la gente, Marcelo no... no podía concebir la idea de que el encantamiento que lo había hechizado disminuyera con el tiempo, cada día era una experiencia nueva, en la que el necesitaba amar, necesitaba entregarse, y necesitaba recibir amor de la otra persona. Se supone que el encantamiento del principio es limitado, y con el tiempo, si las parejas son capaces de atravesar la barrera entre el encantamiento y el enamoramiento, son capaces de seguir con el sueño, de conocerse y enamorarse de quienes realmente son, al parecer, Ignacia era demasiado ingenua para entenderlo...
Al pasar los días y las semanas, Marcelo comenzó a comprender que estaban atravesando por ese critico momento, ese momento donde el tiempo casi se detiene, y los días casi no avanzan... al menos para Marcelo todo comenzó a congelarse. Comenzó a sentir de parte de Ignacia que las cosas ya no eran las misma, no podría haberlo explicado, pero sentía que Ignacia se alejaba cada vez mas de aquella niña que alguna vez conoció, se alejaba cada vez mas de aquella niña que le enseño a amar, y que con cada beso le entregaba toneladas de amor. Sus besos comenzaron a ser mas fríos, ya no eran toneladas, eran kilos... ya no lo llenaba como antes, ya no lo sentía como antes.

Había llegado fin de año, y con ello, el cumpleaños de Cristóbal. Marcelo estaba feliz, habían organizado una celebración entre amigos en el parque intercomunal, un día sábado en la tarde, luego de eso, irían a la disco, y pasarían toda la noche correteando y celebrando. Era el día perfecto, y Marcelo estaba ansioso por que llegara, pero lamentablemente, Ignacia no iba a poder acompañarlos en el intercomunal, tenia otro compromisos con su familia, pero asistiría a la noche a la celebración en la disco. Se juntaron en el metro, y de ahí tomaron una micro hasta el intercomunal, no sin antes pasar por la botillería para comprar bebestibles, y comestibles...

- Buena perro! feliz cumpleaños washo!
- Gracias perrito, te pasaste...sabia que no me ibas a fallar... - Le dijo Cristóbal un poco desanimado....
- Pero que onda?, que pasa?!, ese animo...! - Le pregunto Marcelo mientras saludaba a Javiera con un beso que venia con el... - Hola Javiera
- No nada... - Dijo Cristóbal... - es que todos arrugaron, hasta la Ignacia!...
- Ha filo!, lo vamos a pasar de lujo igual!... pero quien mas va a venir?
- Unos compañeros de colegio, mi prima con el amigo, unos compañeros de U...
- Haa... viste, 'tai sobrao' de cariño!, no alegui’ por leseras, y partamos a la Oti!
- Hablai' puras weas... - Respondió Cristóbal riendo...

Fueron a la botillería, se abastecieron, y partieron los tres al intercomunal. Una vez allá, se sentaron en el pasto, y de a poco comenzaron a llegar los invitados de Cristóbal, su prima con un amigo (quienes no tomaban una gota de alcohol), sus compañeros de colegio, a los que Marcelo no conocía, pero sociabilizó bastante bien, compañeros de universidad que eran también amigos de Marcelo, y hasta un amigo que andaba dando vueltas por ahí por casualidad. Todas visitas esporádicas, todos se fueron temprano, venían solo por un momento, y se iban.
Ya era la hora de abandonar el parque, y solo quedaron ahí Marcelo, Cristóbal y Javiera. Los mismos del principio. Marcelo y Cristóbal estaban definitivamente arriba de la pelota, mientras Javiera, sobria (ella no bebe alcohol) estaba cuidándolos, y riéndose de las payasadas que hacían el par.
Caminaron, rieron, se besaron, jugaron y se tiraron al suelo, parecían cabros chicos antes de navidad, estaban felices!, estaban celebrado la amistad que los une, mientras Javiera reía con cada frase que soltaban. Llegaron al paradero de la micro, pero antes, decidieron comer algo en un local de la esquina. Cada uno se compro un completo, y luego se fueron.

- En verdad no se que hacer hermano... - Le decía mas tarde en la micro Marcelo a Cristóbal - De verdad siento que se esta alejando, esta ultima semana apenas me llama, ya no me manda mensajes como antes, ya no me recibe como antes... no se que onda... - Termino de hablar con la cabeza baja, claramente estaba afectado y triste por la situación...
- Puxa perro, pero conversa con ella po'... dile lo que piensas, lo que estas sintiendo, quizás estai' puro pasándote rollos...
- No, no quiero decirle nada, me da miedo, me da terror que me diga que ya no es lo mismo, que ya no me quiere!, y que me mande a la mierda... no puedo...
- Pero hermano, si estas cosas pasan...! - Le decía con animo Cristóbal - Las parejas parecen chape al principio, pero después se acostumbran y las cosas cambian!... - Decía Cristóbal mientras acariciaba la espalda de Marcelo... -Mírame a mi con la Javiera!, antes tenían que tirarnos agua fría para que nos separáramos! - Dijo riendo Cristóbal, y Marcelo esbozo una sonrisa también... - Y ahora, ya estamos bien, seguros... no estamos juntos todo el día, pero no significa que nos amemos menos... - Tomo la mano de Javiera que miraba despreocupada por la ventana y la besó...
- Si, pero no se, tengo un mal presentimiento... la dura que prefiero tenerla así, a no tenerla... Además, no entiendo eso de acostumbrarse, yo la sigo queriendo igual, y quiero recibir el mismo cariño de parte de ella, no entiendo su cambio de actitud... - Marcelo se veía triste, durante el día había olvidado todo el asunto que lo agobiaba este ultimo tiempo, pero solo le basto un minuto de tranquilidad en la micro para recordar lo que estaba pasando...
- No seai' ñoño perro... dale, conversa con ella, yo se que todo va a estar bien...
- Bueno... de todas formas no puedo arrancar de mis problemas, y es mejor ser sincero no?... - Dijo con un tono de esperanza en los ojos Marcelo...
- Así es!... así que mejor prepárate, porque Ignacia nos va a estar esperando a la bajadita de la micro, y quiero que le des tu mejor cara...! - Ambos amigos rieron, y se abrazaron...
- Gracias perro por el animo... te pasaste - Agradeció Marcelo...
- Para eso estamos mi pana...!

Cuando llegaron al lugar de encuentro y se juntaron con los amigos, Marcelo vio inmediatamente a Ignacia que lo esperaba. Se veía hermosa, estaba con unos jeans apretados, y una polera negra ajustada. Marcelo la saludos como lo hacia habitualmente, como lo había hecho siempre, sin dar rastros de su duda interior, de su dolor, de su pena...
Paso la noche, bailaron un poco, e Ignacia estaba sin ánimos, estaba distante, mas distante que nunca, Marcelo no entendía porque, pero esa noche Ignacia no era la misma de siempre. Ignacia hace un tiempo ya que estaba comportándose raro, pero esa noche fue evidente no solo para el, sino que para todos. Ignacia fue, y se sentó sola en un sillón del local, Marcelo la siguió a los pocos minutos, y se sentó a su lado.

- Que pasa amor?, porque se vino a sentar solita aquí?... - Le pregunto cariñosamente Marcelo.
- No se que me pasa... no ando con ganas de carretear... - Respondió Ignacia mirando hacia otro lado...
- Pero porque amor?, si aquí estoy yo, están nuestros amigos, estamos pasándolo bien, podemos pasarlo bien si ute quiere!...
- No... de verdad sorry, pero no ando con ganas de nada, debí haberme quedado en mi casa... - Esa última frase dejo a Marcelo paralizado, "debí haberme quedado en mi casa"... Marcelo no entendía que es lo que pasaba por la mente de Ignacia, pero estaba seguro, de que antes, ella nunca le hubiera dicho algo así, en cambio, le hubiera dicho algo como... "Estamos juntos y es lo que importa", o "Solo por estar contigo, no importa donde vallamos"... pero esa frase no la hubiera dicho nunca la Ignacia que el conocía...
- Pero amor, estamos juntos... aquí los dos... eso es lo que importa no? - Dijo Marcelo estático, mirando el suelo, no se atrevía a mirarla a los ojos, la respuesta que Ignacia diera a esa respuesta podría causar en Marcelo dos efectos, o le confirmaba lo que ha estado pensando todo este ultimo tiempo, o le devolvía la fe en el amor que se tenían.
- No se... - El alma de Marcelo vivía cada segundo, cada palabra como una eternidad, como si presintiera lo que iba a pasar, y quería disfrutar los últimos momentos, en que todo aún era una duda, una duda estúpida en la mente de un joven enamorado... - No se, en serio, no me preguntes esas cosas ahora, que toi' en otra... - Marcelo vio venir inevitablemente el momento, vio venir el momento en que sentía que debía decirle a Ignacia todo lo que pensaba, todo lo que sentía... todo lo que había estado guardando en su corazón durante todo este tiempo... sentía que había llegado la hora, de saber que era lo que estaba sucediendo.