martes, 11 de enero de 2011

Jamais Vú - Capitulo III


Miércoles, 26 de agosto.


Al otro día, Antonio no podía saber porque estaba más nervioso. Si porque al fin sabría que diablos le había pasado el sábado pasado, o porque iría a la casa de Catalina esa tarde.

Siempre recordaba la primera vez que la conoció... era el primer día de la Universidad y estaban, por lista, en un mismo grupo de trabajo. Desde el primer momento Antonio supo que Catalina era cosa imposible para el... tenia la piel blanca como un vaso de leche, los ojos azules y el pelo negro azabache le caía liso y largo por los hombros. Catalina venia de otro mundo, Antonio era de una comuna que se ubicaba en una zona central de la capital, no era la mejor, pero tampoco era la peor. Ella vivía en Calera de Tango, había viajado por muchos países, era muy inteligente, y obtuvo siempre todo lo que quería. Por supuesto, pensó Antonio esa primera vez, por supuesto que lo tenía todo, era la hija única de un exitoso empresario viudo. Catalina contó que su padre le daba a elegir cada verano donde quería ir de vacaciones, pero Antonio notó algo que quizás nadie mas notó ese día. Catalina no era así, no era igual que su padre. Ella se dejaba llevar por los regalos que él siempre le entregaba, y actuaba según su padre le había enseñado. A veces se podía ver en Catalina ese acento, esa mirada, que era la que enamoraba a Antonio, esa mirada dulce que demostraba cuanto necesitaba un abrazo, un beso de verdad... la mayoría de los chicos que se acercaban a ella, eran de la misma estirpe. Antonio creía saber lo que ella necesitaba, y estaba convencido de que el se lo podía dar... solo necesitaba acabar con esa timidez que siempre lo embargaba.



Antonio se había bancado toda la mañana en clases, y ahora se encontraba en la última. No tuvo mucho tiempo de pensar, ya que el profesor estaba muy entusiasmado explicando una formula matemática, sobre como obtener la pendiente de una curva de variación.

Una vez terminada la clase, Antonio pensó que lo mejor era esperar a Catalina en la cafetería de la facultad. Estaba ahí de pie, pendiente de todos quienes pasaban, cuando sintió una mano en su espalda. Se dio vuelta, y era Juan Quezada, el "Pepe" Quezada para los amigos, andaba con la mirada perdida y la boca entreabierta. A Antonio le pareció bastante extraño, ya que el Pepe siempre se caracterizaba por su ánimo y simpatía, esta vez andaba totalmente distraído, y en otra...



- Toño... - Le dijo Pepe sin quitar la mirada del suelo…

- ¡Buena Pepe!, ¡¿como estas?! - Saludo Antonio, quien se quedo con los brazos estirados en el aire al no recibir respuesta de su amigo...

- He... pucha, te cuento… tengo prueba de estadísticas ahora, y necesito una calculadora, ¿me prestarías la tuya?... - Su voz era tan baja que apenas la podía escuchar, Antonio pensó que quizás debía tener mucho sueño o algo así...

- ¡Claro, no hay problema! - Antonio le paso la calculadora, y apenas Pepe la tomo, se fue. Antonio creyó escuchar algo como un "gracias" que salía de su boca, pero ni siquiera estaba seguro. Definitivamente algo le pasaba al Pepe Quezada pensó Antonio, ojala no sea nada malo.



No alcanzo a esperar más, cuando su celular sonó...

- Alo, ¿Antonio? - Era la inconfundible voz ronca de Catalina

- Si, ¿Cata... donde tai'?

- ¿Juntémonos en la salida en 5 minutos? - Pregunto ella rápidamente... - Quizás tiene poca plata en el celu - …pensó Antonio.

- Ok, no vemos ahí. - Respondió Antonio, quien no pudo dejar de notar que estaba mas tranquilo ahora que había llegado el momento.



Antonio se sorprendía de que cada vez que estaba junto a Catalina, su personalidad afloraba. Era mas gracioso, bueno pa' la talla, sonreía todo el tiempo... El pensaba que quizás eran nervios, no lo sabia, y le incomodaba el hecho de que ella, a diferencia de el, pareciera ser siempre tan natural...



- Bueno, ¿y como te ha ido en la U este año? - Pregunto Catalina, mientras viajaban en el bus a Calera de Tango.

- Bien... bien, no me quejo. Ando medio hippie si pa' mis cosas, no se... - Antonio trataba de hablar con soltura, aunque muchas veces hasta el notaba el esfuerzo en su voz...

- ¡¿Hippie, porque hippie?!...

- Buee... no se. - Dijo Antonio. - Ando como sin ganas de estudiar, y de quedarme en la casa, mirando el cielo y leyendo un libro todo el día.

- ¡Mish! - Catalina se veía cómoda y alegre, Antonio se quedo mirándola mientras reían. Ella estaba sentada en la ventana, y Antonio podía verla con el sol oculto tras su pelo, y los árboles pasando veloces bajo el cielo. De pronto Antonio vio el reflejo de un niño que estaba de pie detrás de él en el pasillo, por la ventana de Catalina, se quedo mirando fijamente, parecía estar hipnotizado, y Catalina de a poco comenzó a parar de reír. Antonio dio vuelta su cuerpo para mirar al extraño niño que debía estar parado justo detrás de el, en el pasillo del bus, y no había nadie... volvió a buscarlo en la ventana, pero esta vez solo logro ver a los dos pasajeros que iban en los asientos junto a los suyos...

- ¿Que pasa Antonio?, ¿te sientes bien?... - Catalina parecía preocupada, pero también se veía extrañada. De pronto, si pensarlo, Antonio dijo dos palabras...

- Ángel Bastián... - Ni siquiera lo pensó. Las palabras llegaron a su mente como por arte de magia, y se clavaron en su cerebro, solo al decirlas noto que significaban. Era el nombre del niño que aparecía en la foto de la animita de su sueñó...

- ¿Que dijiste?... - Catalina definitivamente estaba extrañada, y su rostro exigía una explicación...

- Nada... - Dijo Antonio. - Nada... olvídalo... - Antonio dio vuelta la cara al pasillo, y evito volver a conversar con Catalina del tema. Aún así, Catalina pareció afectada por la actitud de Antonio.



El camino desde ahí fue mucho más silencioso de lo que hubiera deseado Antonio. Catalina saco un cuaderno y se puso a estudiar. Antonio la miro de reojo, y no dijo nada.

Una vez que llegaron, Catalina hizo parar el bus, que los dejo en la entrada. Aún les faltaban unos 100 metros que caminar para llegar hasta la puerta de la casa de Catalina, entonces Antonio decidió romper el incomodo silencio:



- ¿Y que era lo que estabas estudiando en el bus?- Pregunto curioso.

- Nada muy complicado, mañana tengo control de taller con Mancilla, pero piola...

- ¡Huuu!, Mancilla. - Exclamo Antonio con cara de preocupación. - Igual es mala onda ese profe, le pone color con su ramo, y es un taller no mas la leserita...

- ¡Si!, me carga... - Dijo Catalina desanimada...

- ¿Y con quien mas estai' en ese ramo?, ¿o estai' sola?

- No, toi' con el Pepe Quezada...

- Ha... Ok, si lo vi hoy día, andaba raro, no se que volá. - Dijo Antonio recordando el extraño momento en que vio a su compañero, lo había dejado un poco desconcertado.

- Si, yo también lo encontré raro, me dijo algo del control, que apenas lo entendí, y se fue... - Catalina pensó un poco mientras caminaban. A medida que avanzaban, paso un ave rapaz gritando sobre sus cabezas. - Ni siquiera se despidió. - Agrego Catalina. - Siempre es re amoroso conmigo... pero andaba como atontado hoy... - Antonio asintió con un movimiento de la cabeza, y prefirió no hacer más comentarios.



Frente a ellos apareció la enorme casa de Catalina. Era una casa de madera con enormes ventanales que estaba arriba de una estructura de madera. A Antonio le recordaba los palafitos de Chiloé, claro que no era tan alto. Catalina abrió la puerta de entrada, y lo invito a pasar con un gesto de la mano.



- No hay nadie... - Dijo como leyéndole el pensamiento a Antonio. - Mi viejo llega a la noche...

- Ok... - Antonio trataba de parecer cómodo, pero el hecho de estar completamente solos, no lo calmaba para nada...

- ¿Quieres un jugo o algo?

- ¡Ya!... dale, un jugo porfa... - Soltó Antonio nervioso.



Catalina dejo la mochila en el sillón, y fue a la cocina. Cuando se vio solo, Antonio trato de recordar que había hecho aquella noche en el cumpleaños de Catalina. Recordó que estaba en la mesa con su amigo Francisco, y luego salió.

Se asomó por la ventana y vio el camino, pero no la animita que debía estar detrás de unos árboles. Incluso pensó por un momento que la animita no existía, y que todo había sido solo un mal sueño. O al menos eso esperaba dentro de su corazón.



- Había solo de melón tuna, ¿te gusta? - La voz de Catalina interrumpió sus pensamientos...

- He... - Melón tuna era el sabor que mas le desagradaba a Antonio. – Si, que rico… me encanta el melón tuna... - Se sentaron, y Antonio se saco la mochila dejándola junto a la de Catalina.

- Entonces... - Dijo Catalina. - ¿Que era lo que querías conversar conmigo?...

- Bueno. - Dijo Antonio pensativo, no sabía por donde comenzar, ni sabia que parte contarle o no contarle a Catalina. - Es que... tengo unos pequeños problemas de memoria... sobre lo que hice el sábado en tu fiesta...

- ¡Ha!... - Catalina parecía saber que Antonio le iba a hablar de eso... - Sabia que era eso... si de eso era lo que yo también quería hablarte, cuando te dije que era mejor que mi papá no supiera que eras tú quien llamaba...

- ¿Porque? - Pregunto curioso, no entendía que tenía que ver su papá en todo esto... - ¿Que onda con tu viejo?...

- ¡No, dale, tu primero!... ¿que quieres sabe?

- Básicamente... que fue lo que me paso desde que estuve en el living con el Pancho, porque de ahí en adelante, no me acuerdo de nada... - Antonio hizo una pausa, y poco convencido continuó... - Y como llegue a tu pieza. Eso....

- Mmm... - Catalina estallo en una risa. - ¡No me extraña que no te acuerdes, si estabai' pa' la embarra!...

- Si po'... - Dijo Antonio avergonzado. - Por eso quiero saber que paso...

- Bueno... - Catalina calmó un poco el tono de su voz, y relato a Antonio lo que ella sabía... - Ese día, después que te vi en el living cabeceando, la verdad no te vi mas. Solo supe de ti como a las 8 de la mañana, cuando llego mi papá "indignado" a la casa... - Catalina puso el énfasis en la palabra indignado. - Diciéndome que había un cabro afuera de la casa, tirado a la orilla del camino, todo borracho... - Catalina miró a Antonio, buscando quizás una reacción de vergüenza, pero la cara de Antonio miraba fijamente al suelo, y el solo pensaba a mil por hora en que quizás, su sueño fue real, y que por eso estaba afuera de la casa... - Así que salimos, y vi que eras tu. Te subimos al auto, y con la ayuda del Pepe te metimos a mi pieza... - Antonio no sabía que decir, estaba un poco asustado, pero también estaba avergonzado por lo que había hecho. Sin duda, esa era la última imagen que quería mostrarle a ella de el...

- Pucha sorry... - Dijo finalmente avergonzado, sin apartar la vista del suelo. - Por las molestias que te cause...

- No, no te preocupes. - Dijo ella mas relajada. - Si el problema en verdad fue mi viejo...

- Ah... verdad... - Dijo Antonio mas interesado... - ¿Que paso con el?, cuéntame...

- ¡Te odia!... - Catalina fue directo al grano, así sin mas... Antonio quedo perplejo ante tan acusación...

- ¡¿Porque tanto así?!...

- Porque cuando te llevamos a mi pieza, yo quería quedarme ahí, acompañándote... no se, pensaba que quizás te podía pasar algo, podrías necesitar ayuda para ir al baño quien sabe... - A Antonio se le iluminaron los ojos con la idea de ellos dos solos en la pieza de Catalina, y presto mas atención a la historia... - Pero mi papá me dijo que no, y me lo prohibió. Se enojo ene, me dijo que eras un vago, y que no quería que me relacionara mas con ese tipo de gente...

- Chuta... - Dijo Antonio preocupado...

- Pero obvio, yo se que no eres un vago. - Dijo ella rápidamente. - ¡Así que te defendí po'!... y ahí empezó el problema... porque pensó que me gustabas, y no quiere verte mas... - Antonio la miraba pensativo, ella había discutido con su padre por el, lo había defendido... eso lo ponía muy contento. - Por eso también ayer por teléfono te dije que era mejor que hubieras dicho que eras Francisco, porque a la hora que dices Antonio, quizás a donde te mandaría... - Antonio asintió con la cabeza, y agrego...

- Igual brígido tu viejo. ¡Ya eres grande tu po'!, ¿no crees que es como mucho que te controlote tanto así?... - Antonio parecía desconcertado. Incluso pensó que quizás se trataba de una broma.

- No se trata de eso... - Dijo Catalina poniéndose mas seria. Antonio de pronto se sintió muy incomodo con su comentario. - Yo soy su única hija, y no tiene a nadie más que a mí. Es obvio que me sobre proteja, con mi papá tenemos una relación muy cercana, yo lo quiero mucho... y el me cuida mucho también. Todo lo que ha hecho en su vida, lo ha hecho por tratar de sacarnos adelante a los dos, y ser felices.

- Si, seguro. - Dijo Antonio avergonzado... - Discúlpame, no... no quise ofender... - Catalina se quedo pensativa. Miraba por la ventana de la casa hacia afuera... de pronto el silencio comenzó a incomodar a Antonio.

- Desde que mi mamá murió... - Continuo Catalina de pronto. Antonio parecía querer escapar de ese lugar lo antes posible... - ...con mi papá hemos pasado momentos bastante difíciles. Pero el siempre ha tomado las mejores decisiones para los dos... así que lo entiendo. - Catalina parecía tener la mente en otro lugar, y Antonio pensaba que si no cambiaba el tema, iba a ser un momento bastante incomodo para el...

- Mmm... si, que mala... - Dijo Antonio. - Demás que para un padre solo, no es fácil salir adelante con un hijo... - Y después casi mecánicamente añadió. - Así que mejor me voy... ya averigüe lo que quería, y mientras antes me vaya mejor, no queremos que si tu padre llega antes de la hora, me encuentre aquí, ¿no?...

- ¡No!, espera... antes que te vallas. - Dijo Catalina recobrando su semblante habitual. - Tengo que pasarte algo que se te quedo en mi pieza, acompáñame... - Y se puso de pie dirigiéndose al segundo piso de la casa. Antonio se quedo congelado... ¡Eran demasiadas emociones en un solo momento para el!... primero estaba asustado, después nervioso, ¡incomodo!, y ahora nervioso de nuevo, que diablos le pasaba... - ¡Ya pues, sígueme! - La voz de Catalina ya venía desde arriba. Antonio se puso de pie, y subió las escaleras rápidamente, y entro a la primera puerta junto a la escalera. - Pasa, con confianza... ¡no te va a dar vergüenza ahora po'!... - Dijo riendo Catalina... Antonio entró y vio que estaba todo perfectamente ordenado. Era una pieza pintada de color verde limón, con muebles de madera bañados en un color caoba que resaltaba. La cama tenía un cobertor rosado, y sobre el escritorio junto a la ventana, Antonio reconoció su cadena de plata que estaba sobre un librito lleno de autoadhesivos pegados, y que con letras recortadas de revistas, se podía leer "Mi Diario de Vida". Hasta ese momento, Antonio no había notado la ausencia de su cadena, la vio y su reacción fue de tomarla inmediatamente...

- ¡Gracias!, - Exclamo... - ¿Te pasaste, donde estaba? - Pregunto Antonio.

- Afuera, en la animita... - Antonio se quedo helado, ¿había escuchado bien?... - ¿Donde dijiste que estaba?

- En la animita po'... - Dijo Catalina. - Ese día, después que te fuiste, salí a comprar el pan para el almuerzo, y la vi en la animita, estaba junto a la foto del Ángel... - Catalina parecía hablar con soltura, y Antonio, finalmente comprendió que todo lo que había visto en su sueño era verdad. El había leído el nombre en la animita en su sueño, "Ángel Bastián"... nunca había visto la animita antes, o al menos no lo recordaba antes de su sueño, pero resulto ser real, realmente existía una animita así...

- ¿Quien es Ángel?... - Antonio estaba desconcertado... - ¿Lo conocías?, ¿donde esta la animita de el?...

- Ahí afuera, en el camino... - Dijo Catalina desconcertada. - ¡Y obvio que lo conocía!... era mi primito. - Antonio sintió que todos y cada uno de los pelos de su cuerpo se le erizaban. ¡¿Porque el sabía el nombre del primo de Catalina?!, no había manera, ella nunca había hablado de el, y el nunca había notado esa animita en la casa de Catalina... - ¿Que pasa Antonio? - La voz de Catalina lo devolvió a la realidad. - Me estas asustando... ¿porque tantas preguntas de mi primo?...

- No nada. - Antonio decidió en un segundo, que no debía contarle nada a Catalina, quien tenía la cara desfigurada de la impresión al ver a su amigo actuando así... - Me tengo que ir... - Dijo...

- Pero Antonio, ¡¿que onda?! - Grito Catalina exigiendo una respuesta. - ¡¿Dime que te paso?!... - Antonio esquivaba la mirada de Catalina, y se dio media vuelta decidido a irse... Sin embargo algo lo detuvo. Cuando paso la mirada por la ventana de Catalina que daba hacia la calle, la vio, vio la animita a la orilla del camino, y junto a ella... vio a Ángel, el mismo niño de piel blanca y ojos negros que vio en sus sueños. Estaba de pie junto a la pequeña estructura mirándolo fijamente a los ojos desde la distancia. Una vez más Antonio sintió que le dolieron los ojos y aparto la mirada rápidamente...

- ¡Ángel! - Dijo Antonio una vez mas sin pensarlo... su voz apenas era entendible, y Antonio dio gracias a Dios de que Catalina estaba tan concentrada pidiéndole una explicación, que ni siquiera lo escucho...

- ¡¿Que dijiste?!... ¡¿que pasa Antonio?, dime!...

- Nada... - Dijo Antonio volviendo la mirada hacia el camino por la ventana de Catalina. Comprobando que ahora no había nadie junto a la animita. - Nada. Me voy... disculpa las molestias. - Antonio bajo las escaleras rápidamente, tomo su mochila, y salió por la puerta. Catalina corrió detrás de el, y se quedo en la puerta mirándolo, sin decir nada, y sin entender nada.... Antonio atravesó la reja que daba al camino, dio un pequeño vistazo a la animita, y se alejo en dirección al paradero.



Antonio llego a su casa a eso de las 6 de la tarde. Estuvo todo el camino dándole vueltas al asunto, después de todo, quizás sí le pasó todo eso que vivió en su sueño, sí vio la animita, y sí salió a orinar. Pero no necesariamente vio a ese niño metiendo su mano dentro de su cuerpo. Sin embargo, ¡eso no explicaba porque estaba viendo al mismo niño tantas veces! y en diferentes lugares. Se sentía perseguido, tenia miedo de que cada vez que daba vuelta la mirada, se iba a encontrar con esos ojos negros que lo miraban llenos de furia... Necesitaba aceptar que algo le estaba pasando, algo muy extraño, y necesitaba saber porque...



Al llegar Antonio a su casa, estaba toda su familia sentándose a tomar once, así que apenas llego, se lavo las manos, y se sentó en la mesa. Le parecía increíble que todo lo que le estaba pasando en ese momento a él, le era tan indiferente a su familia. Todos se veían felices, comiendo y conversando. Miro a su hermana chica, Fabiola. Tenía once años... entonces recordó a Ángel, el niño de su sueño. Tenía la misma edad cuando falleció, era solo un niño, tenía todo el futuro por delante, pero lamentablemente la vida le tenía otro final preparado. Antonio no podía dejar de sentir pena cada vez que se enteraba de una noticia que involucraba la muerte de alguien joven, “Si Dios existiera, no permitiría esto”, solía decir en esos casos. Luego de recordar la manera en que se fue de la casa de Catalina, Antonio se arrepintió de haberse ido de esa forma. Debería haberse quedado más, y haberle preguntado a Catalina como falleció el niño. Pero el solo hecho de recordar el rostro que tenía Catalina al ver su reacción, lo hizo sentirse seguro de sus actos. Ella parecía aterrada y afectada, exigía una explicación con tanta fuerza que Antonio no hubiera sabido que decirle, no estaba dispuesto a contarle que su primo fallecido se le andaba apareciendo en los buses, los caminos y los sueños aterrándolo, no.



Cuando ya era mas tarde, Antonio decidió entrar a MSN un rato para ver quien estaba. Su familia se estaba acostando. Antonio miro la hora en su computador, eran 23.00 hrs., quizás estaría unos 15 minutos, para ver que onda, y se iría a dormir.



- Brígido weon... - Le decía Francisco por MSN a Antonio, quien le acababa de contar toda la historia a su amigo.

- Si po'... - Afirmaba Antonio. - Imagínate que aparte de todo esto, ¡he visto al pendejo dos veces hoy día!, en el bus y en la casa de Cata.

- ¡No!, y la mina debe estar pa' la cagá... vai’ a tener que explicarle algo mañana.

- No se... no se me ocurre que decirle, imagínate. ¿"Hola Cata, sabes, ese día me fui corriendo de tu casa porque el fantasma de tu primo demoníaco no me deja tranquilo..."?. ¡No po' weon!...

- Si po, obvio que eso no, pero otra cosa po' merme...

- Ha, obvio, cuando piense algo le digo... primero quiero saber porque mierda me esta pasando esto a mi...

- Oye Toñin... - Francisco nunca le decía "Toñin" a Antonio, y generalmente cuando lo hacia, era para pedirle un favor, o alguna cosa especial que involucrara no tener moral...

- ¿Que onda?, ¿que estay pensando?...

- ¿Y si mañana vamos a ver una bruja weon?...

- ¡¿Una bruja?! - Antonio pensaba que su amigo estaba delirando...

- ¡Si po' weon!... ¡la plaza de armas esta llena!...

- No se weon... ¿tu creí que me puedan decir algo?... - Pregunto Antonio incrédulo

- Bueno, ¿quieres saber porque el pendejo te webea, si o no?...

- Si, obvio...

- Bueno, ¡'tonces vamos!... ¿que me dices?...

- Ok, bueno… vamos.

- ¡Bakan! ya perrito, hablando de brujas, me acorde que no me he lavado los dientes weon, y ya es re tarde, me tengo que ir a acostar...

- ¡¿Que tiene que ver la bruja con los dientes weon?!

- ¡Nada weon! jajaja... solo ámame, no vemos, cuídate hermano...

- Jajaja, ok... nos vemos mañana en la U... ¡Chao!

- ¡Chao!, ¡y no te olvides!... ¡Mañana es día de brujas!



Dicho esto, su amigo se desconecto. Antonio iba a hacer lo mismo, cuando escucho el típico ruido de cuando alguien te habla, y la ventanita parpadeante característica. Era el Pepe Quezada, era raro que se conectara tan tarde, ya que el no tenía Internet en su casa, y a esa hora normalmente el estaba durmiendo.



- Hola. - Era todo el mensaje que le había mandado.

- ¡Buena Pepe!... ¿y tu que onda que estas en MSN?... nunca te conectas...

- Si, bueno, tenía algo que decirte, y esta era la única manera...

- Dale dime... - Antonio recordó que en la tarde cuando había visto a Pepe, se encontraba muy extraño, y por la forma en que le estaba conversando ahora, podía inferir que aun lo estaba.

- Déjalo entrar... - Antonio se quedo mirando la pantalla esperando a que Pepe escribiera algo mas, pero después de eso no vino nada. Para el esas palabras no tenían ningún significado...

- Perdón no entiendo, explícate mejor...

- Sabes de quien hablo, solo déjalo entrar, no te resistas... - Antonio comenzó a relacionar las palabras de Pepe con todo el asunto de Ángel, pero su mente se resistía a creerlo...

- ¿De quien me estas hablando?, no te entiendo Pepe.

- ¡Sabes de quien te estoy hablando!... ¡te estoy hablando del niño de los ojos negros! - Antonio leyó las palabras de Pepe y quedo helado, de pronto sintió que la pieza era aun más oscura, y el silencio más grande, se sintió solo...

- ¿Pepe eres tu?, ¿donde estas, estás en tu casa?... ¡¿como sabes lo del niño...?!

- Si, soy yo...

- ¿Pero que onda?, ¿desde donde me estas hablado? - Antonio estaba nervioso y desesperado, no encontraba la manera de sacarle información a su amigo, si lo tuviera en frente de seguro no lo dejaría ni respirar...

- Estoy en mi casa...

- ¿En tu casa?... ¡¿te pusieron Internet?!...

- No...

- Entonces, ¿como me estas hablando ahora?! - Antonio pensaba que era una broma, si, eso debía ser, Francisco debió haberle contado algo a Pepe, y le estaban jugando una broma....

- No tengo Internet... - Dijo su amigo, y Antonio se quedo esperando a que volviera a escribir... - Solo, no te resistas... no hagas lo mismo que yo...



Al instante, arriba de la ventana de conversación apareció, "Pepe Quezada aparece como no conectado". Antonio no sabía si tomar o no en serio las palabras de Pepe, pero si se trataba de una broma, era una bastante fea. Antonio cerró rápidamente el MSN, y apago su computador. Al levantarse de la silla, Antonio sintió como si algo en el lugar hubiera cambiado, estaba todo más oscuro, más pequeño y silencioso. Era su casa, la conocía como la palma de su mano, pero de cierta forma sentía que era la primera vez que estaba de pie en ella. Camino a tientas por el pasillo, comenzó a sentir un desagradable olor, y el sentimiento de extrañeza comenzó a crecer aun más. Iba pasando por la puerta de cada habitación, las conocía todas, y repetía en voz alta lo que había en cada una de ellas para asegurarse de que sí lo sabia... Baño, Cocina, Patio, Dormitorio, Dormitorio... pero aún así, sentía que no estaba en su casa. Antonio comenzó a marearse, y el olor le comenzó a producir nauseas. Su respiración comenzó a aumentar mas y mas rápido, y su desesperación también. Se sentía perdido, no estaba en su casa... ¡era otro lugar!, ¡¿donde estaba?! Miraba las puertas y las luces que había visto mil veces antes, pero que ahora no le brindaban ningún sentimiento de familiaridad. Corrió a su habitación buscando el baño. La última vez que se sintió así, entro al baño, y ahí encontró un lugar familiar al que aferrarse. Cerró la puerta de su pieza con llave, y desesperadamente entro al baño de su habitación.



El lugar estaba radiante, blanco, y brillaba en contraste con el resto de su casa. Sí, ese era su baño. Al fin se sintió cómodo, y perdió la sensación de extrañeza que le producía el resto de su hogar... Antonio se sentó en el borde de la ducha, y agacho su cara apoyándola en sus manos... se quedo así un momento y se levanto. Dio la llave del agua y se mojo el rostro. Cuando levanto la mirada, su reflejo lo dejo paralizado. Ahí estaba el, de pie, mirándose en el espejo, pero a su lado, y como si sus cuerpos estuvieran unidos, Antonio veía la cara del niño blanco junto a la suya. Era como si tuviera dos cabezas que lo miraban fijamente, la de el, y la de Ángel, si, la de Ángel... podía sentir el frió de la blanca piel del niño junto a la suya. El fantasma lo miraba fijamente, y esbozaba una sonrisa maliciosa, Antonio ahogo un grito en una mueca de terror, y perdió el equilibrio cayendo de espaldas. Al caer, se golpeo la cabeza con la tapa del basurero, y no despertó mas...

Jamais Vú - Capitulo II




Martes, 25 de agosto.


Eran las 2.30 a.m., y Antonio estaba borracho en casa de una amiga que vive en Calera de Tango. Ella estaba celebrando su cumpleaños, y habían llegado Antonio junto con sus compañeros de Universidad muy temprano, era fiesta con piscina, y la mayoría estaba tomado y bañándose desde la tarde.
Antonio que no estaba acostumbrado a tomar, se dejo llevar por sus compañeros esa noche, y había tomado más de lo debido.... A el siempre le había gustado Catalina, la chica del cumpleaños, y quizás por querer impresionarla, fue que tomo mas de la cuenta, sin embargo, ahora eso le estaba jugando una mala pasada. Antonio se sentía mal, estaba mareado, y tenía enormes ganas de ir al baño.
Se levanto tambaleándose de la mesa... y vio a su lado a Francisco, quien estaba aún peor que el, comenzó a tomar como a las 7 de la tarde, y ahora apenas podía contar un chiste entre dientes a un grupo de novatas. El único baño de la casa, estaba ocupado, y la fila por entrar era interminable. Como la zona donde estaba la casa de Catalina era de campo, decidió que salir a dar una vuelta y buscar un lugar donde poder hacer sus necesidades, era lo mejor... una gran ventaja de la que goza el sexo masculino.
Salió de la casa y se alejo unos 100 metros de la fiesta, el ruido de la música ya era débil, y se opacaba por el ruido de los grillos que cantaban, y la incesante conversación de los álamos que rodeaban el camino. El frío comenzaba a traspasar su ropa, y no falto mucho para que se percatara de que su aliento emitía un blanco humo que se disolvía en el aire. Al cabo de un rato, Antonio sintió que ya no aguantaba más, y vio una pequeña animita. Lo pensó dos veces, pero el alcohol lo confundió, y le pareció que sería una buena idea orinar ahí - Algo gracioso que contar a los amigos... –. Mientras estaba de pie, sintió un leve olor a orina seca, y vio que alguien mas ya había orinado en el mismo lugar, lo que le pareció gracioso... - no soy el único borracho esta noche - pensó Antonio. Trato de concentrarse, y mientras orinaba en medio de la nada, se quedo mirando las estrellas y la punta de los álamos que se movían al ritmo del viento. No pudo evitar sentir un escalofrió que lo hizo tiritar desde la punta de los pies, hasta el ultimo pelo de la cabeza.
Cuando termino y mientras se subía el cierre de los pantalones, Antonio se agacho un poco para ver el nombre que aparecía en la placa de la animita... se acerco hasta quedar a unos pocos centímetros de ella, y leyó: "Ángel Bastián Vera Vera, 1997 - 2008". Diablos - pensó Antonio -acabo de orinar sobre la animita de un niño - Sin dejar de sentirse un poco culpable por la situación.
En ese momento, sintió un leve dolor en el pecho, y un olor extraño, un olor desagradable... un olor, al que Antonio atribuyo que era como a algo muerto, un olor como a perro muerto... el dolor, se intensificaba en su interior, y se comenzó a transformar en una presión cada vez mas fuerte, Antonio comenzó a sentirse débil, cada vez mas débil, lentamente comenzó a perder sus fuerzas, pero sin dejar de resistirse y de sentir mas intenso ese desagradable olor, comenzó a caer... el dolor se comenzó a extender por sus brazos, su cuello, y la respiración comenzó a ser cada vez mas dificultosa. Antonio noto que sudaba frío, y al mirar su brazo vio la hora brillando en su reloj, eran las 3.00 AM.
Cuando calló al suelo, la presión en su pecho era ya enorme, y el dolor no lo dejaba pensar. Su pulso estaba por las nubes y sus sienes le latían con una fuerza que casi le rompía la piel. Antonio sentía que ya no podía respirar mas... En ese momento, su vista comenzó a nublarse, veía menos, menos, cada vez menos...
De pronto, abrió los ojos... y vio frente a el la imagen de un niño, un niño de unos 10 años, que lo miraba con un odio que Antonio nunca antes había experimento, su piel era blanca, y por la corta distancia que separaba sus rostros, Antonio pudo ver sus negros y profundos ojos, y sentir el frío de su piel. Una piel tan blanca y helada como la nieve, que contrastaba con los ojos que lo miraban fijo, y casi produciéndole un dolor en la pupila... miro hacia abajo tratando de escapar de su mirada que le dolía, y vio cómo la mano del niño estaba entrando por su pecho. Entrando en su cuerpo...
Antonio no creía lo que estaba pasando, no podía gritar, o correr, su pecho iba a explotar y sentía que el dolor ya lo iba a matar, cerro sus ojos, apretó los dientes, y ya no sintió nada... se desmayó.

Cuando Antonio despertó, no podía decir con exactitud cuanto tiempo estuvo con los ojos cerrados, no quería abrirlos, tenia miedo de lo que vería ¿Donde estaba?, ¿estaba muerto?, ¿estaba en el cielo?, ¿o en el infierno?... no lo podía saber con certeza, y pensaba no estar listo para averiguarlo...
Cuando finalmente se decidió, abrió los ojos lentamente, y se vio en el suelo de su pieza... sobre la alfombra, acostado en posición fetal, solo en su habitación...
Inseguro comenzó a levantarse... miro a su alrededor, todo le parecía extraño, era su habitación, si, pero algo le hacia sentir que estaba en otro lugar, que no estaba en su pieza, todo le parecía ajeno y se sentía perdido, no se sentía en su hogar... a pesar de sus fotos, su cama, su televisión, sus peluches, algo le decía que no era su habitación. Vio la hora en el reloj, marcaba las 3.00 AM, no sabia porque, pero sentía un miedo inmenso, no recordaba muy bien que había pasado, no recordaba porque estaba en el suelo, ni siquiera recordaba que había soñado. Sumado a todo eso el extraño sentimiento de no estar en su pieza... Antonio prefería no pensar, y de un movimiento rápido entro al baño. Una vez adentro, comenzó a calmarse... se relacionó con ese, su baño, el baño de su pieza... aunque aun no se sentía convencido sabia que era su baño, el de siempre... diferente de alguna forma, pero el de siempre. Se sentó en el WC, y miro su reflejo en el espejo, trataba de encontrar en su mirada, que era lo que lo preocupaba tanto, había sido una noche extraña la anterior, y ésta definitivamente, no se estaba quedando atrás.
Mientras miraba su reflejo en el espejo, hubo un lapso de tiempo, en que estaba pegado en su imagen, tenia la mente en blanco, un lapso de tiempo en que dejo de pensar... Antonio estaba sentado, mirando su reflejo sin pensar en nada, cuando de pronto llego a su mente, como un flash, una imagen, como la foto mas aterradora que había visto en su vida, el recuerdo mas horrible de su vida, ¿recuerdo?, ¿estaba pensando en un recuerdo?, no... No era un recuerdo, era un sueño, su sueño, el sueño de aquella noche, vio la imagen del niño, un niño pequeño, y su mirada... una mirada con un odio tan profundo que le hería en su interior, pero fue solo un sueño pensó tratando de calmarse, solo un sueño, un pésimo sueño pensó, una pesadilla... Decidió que habían sido muchas cosas extrañas en tan solo dos días, todo debía estar en su mente, se lavo la cara, tomo un poco de agua, y volvió a su habitación a dormir. Una vez dentro de su cama, recién comenzó a sentirse familiarizado con su habitación, si, ahora estaba seguro, era su habitación, trato de quedarse dormido... trato de dormir...
Esa noche Antonio durmió como nunca, estaba cansado, y no volvió a soñar nada.

Eran las 6.30 de la mañana, y debía levantarse para ir a la Universidad. Tenía miedo, ya estaba asumiendo que definitivamente ahora si era seguro, algo extraño le estaba pasando, y no era nada relacionado con su salud, lo sentía, sentía dentro de el una presión constante en el pecho, una presión ligera, pero presente, que le advertía con cada paso... “estoy aquí, y no te dejare tranquilo...”
Durante toda la mañana estuvo asustado, creía ver el mismo niño detrás de el en el espejo, parado en cada puerta, abriendo la cortina de la ducha... era el mismo sentimiento que tenia luego de ver una película de terror, se sentía observado y perseguido constantemente. Se sentía extraño, como si no estuviera en el lugar correcto, como si estuviera mal, en otro lugar... y razones para sentirse así... le sobraban.
Esa mañana asistió a las clases de la Universidad normalmente, pero espero ansiosamente, que llegara la hora de almuerzo para poder ver a su amigo Francisco... tenía algunas preguntas que hacerle.
Cuando era la una de la tarde... fue al casino de su facultad, y se sentó a esperar a su amigo. A las 13.05 horas, llego Francisco animosamente, lo saludo, y fueron juntos a hacer la fila para el almuerzo. Mientras tanto, Francisco le contaba todo lo que había hecho el fin de semana largo, y que no le pudo contar el día anterior por MSN. Una vez sentados, Antonio decidió hablar...

- ¡...Y lo mejor de todo! - Decía su amigo Francisco con entusiasmo. - Fue el carrete de la Cata el sábado... ¡estuvo terrible de güeno!. - Francisco parecía entusiasmado con el tema, su rostro sonriente mostraba que realmente lo había pasado bien.
- Mmm... Demás... - dejó salir Antonio con la mirada perdida.
- ¡¿Que te pasa weon?! - preguntó con tono de preocupación Francisco - Has estado todo el rato callado, ¿que onda?
- De eso mismo te quería hablar... - Dijo con un poco mas de entusiasmo... incorporándose a la conversación.
- ¿De que has estado callado como weon todo el rato, mientras yo te cuento mi épico fin de semana?
- No weon, del carrete de la Cata... hay weas de las que no me acuerdo, y quería preguntarte a ti... - Antonio trataba de que su amigo le tomara mas en serio, pero esa tarde le era increíblemente difícil lograrlo.
- Ha... - Dijo su amigo con una sonrisa nerviosa. - Creo soy la persona incorrecta para eso, la verdad es que no recuerdo nada...
- No si no es nada tuyo, es mío... - Dijo Antonio mirando serio a los ojos a Francisco... - ¿Viste tu algo raro ese día en mi?...
- No, yo solo me acuerdo que ese día me quede dormido en la mesa del living. A esa altura tu ya no estabai', habiai' salido no se donde... y al otro día me levante y... me dijeron que estabai' en la pieza de la Cata... - Su amigo hizo una pausa y lo miro con picardía... - Cochinon... - dijo Francisco levantando las cejas, y riendo con cara de curioso a Antonio... - Así que bueno, te fui a buscar, y nos vinimos. ¿Te acordai' que te desperté ahí?...
- Si po', si me acuerdo de eso obvio, pero... hubo algo, entre el momento en que estaba contigo en el living, y el momento en que llegue a la pieza de la Cata, que no me acuerdo... algo paso... - Antonio trataba en vano de recordar que era lo que había pasado. Esperaba que Francisco le diera una respuesta, una respuesta que lo alejara de lo que había visto en su sueño de esa noche, algo mas real, menos escalofriante...
- ¡Ejale perrito! - Dijo Francisco con una tremenda sonrisa en la cara - ¡Obvio que algo paso!, quizás hasta te comiste a la Cata ese día, ¡y el weon con mala cuea' no se acuerda! – Grito Francisco en medio del casino... y todos se volvieron a mirar...
- ¡Cállate weon! - Dijo Antonio avergonzado - ¡Puta que soy piolita...! - Exclamo, esperando a que se apaciguaran un poco los ánimos en el casino... - Además, no se, es que tuve un sueño y... - En ese momento, Antonio decidió darle un vuelco a sus pensamientos, y que quizás, lo que sucedió en esa fiesta, no fue del todo malo - ...Filo, en verdad, da lo mismo... - Mientras Francisco lo miraba sin entender nada, Antonio esbozo una sonrisa y le pregunto - ¿De verdad creí' que quizás me comí a la Cata?...
- ¡Obvio weon, estabai' en su pieza!, si es que por esas casualidades de la vida, no paso nada, seriai' el rey de los weones... - Le susurro Francisco a Antonio, con una seriedad fingida...
- No se...
- ¿Pero y que onda tu sueño, que era?...

Entonces Antonio le contó el sueño a su amigo, le hablo de la animita, de que orino sobre ella, del niño... del extraño olor que sentía luego de haber terminado, y todo eso, Francisco estaba atónito, aunque de todas formas seguía pensando que solo era un sueño lo que había tenido su amigo...

- ...Y eso no es todo, lo que mas me preocupa es que ante ayer, en la noche, sentí algo parecido, solo que no vi al niño, ¡te juro que fue lo mismo! el mismo dolor, el mismo olor, la misma desesperación, ¡fue todo igual a mi sueño!, entonces de verdad estoy preocupado, no se que hacer.
- Mmm... Igual es raro sentir un "olor" en un sueño... y por otra parte perdóname, pero yo nunca recuerdo tan detalladamente mis sueños, a lo mejor, podría darte el beneficio de la duda... - Dijo Francisco, pensando que quizás, algo raro tenia su amigo, lo que no implicaba que le creyera todo lo que decía... - ...En ese caso, a la única persona a la que podemos preguntarle es a la Cata...
- ¡¿Porque a ella?! - Dijo Antonio espantando, no le agradaba para nada la idea de contarle a Catalina su sueño y todo por lo que había pasado.
- Porque si estabai' en su pieza, obvio que ella sabe como llegaste ahí... y después de todo, existe la pequeña posibilidad de que esta historia, y todo lo del niño demoníaco... - Comenzó a decir Francisco con un tono sarcástico - ...sea solo una excusa de tu subconsciente y tu cuerpo que no quieren tener un "...y vivieron felices para siempre" con la Cata... - Termino Francisco haciendo un gesto de comillas con las manos...
- No creo... - Dijo casi susurrando Antonio, y con una sonrisa en su cara - Bueno, como sea, si le vamos a preguntar a la Cata, igual piola, no quiero contarle mi sueño, solo saber que paso esa noche...

Llegado ya el atardecer, Antonio volvía a su casa. No vio a Catalina en todo el día para preguntarle, lo cual lo mantuvo tenso a todo momento, quería saber ya lo que le ocurría, y por ahí podía comenzar a tener a respuestas. Una vez que estuvo en su casa, se fue directo a su pieza, quería dormir, daba lo mismo la hora, pero sentía que mientras mas tiempo estaba despierto, mas preguntas se hacía, y mas lo acosaba el sentimiento en su pecho...
Cuando vio su cama, se recostó, y cerro los ojos... eran aproximadamente las 7 de la tarde, y necesitaba descansar su mente. No pasaron mas de 5 minutos cuando sonó su celular, era Francisco...

- ¿Alo?
- ¡Toño!, ¿hablaste con la Cata?, ¿como te fue? - Le pregunto ansioso Francisco, apenas escucho la voz de su amigo...
- No, no la vi...
- Puta, ¿y porque no la llamai' a la casa?
- Porque no tengo ni siquiera su celular...
- ¿Te doy el numero de la casa?
- Ok, dale...

Dos minutos después de eso, Antonio estaba marcando el número de la casa de Catalina, no podía dejar de sentir un poco de nervio, primero porque ella le gustaba mucho, y segundo, porque iba a saber finalmente lo que le ocurrió el sábado pasado en su casa...

- ¿Alo? - Contesto al otro lado la voz de un hombre, parecía amable, casi exageradamente...
- Si, buenas noches... - Dijo cortés Antonio
- Buenas noches...
- Por casualidad, ¿se encontrara Catalina?
- ¿Quien la llama?
- Francisco - Mintió Antonio...
- Ok, espera un momento, te la llamo...
- Ok... - Antonio espero un momento en el teléfono, hubo silencio, hasta que una voz femenina, un poco ronca, respondió al otro lado del auricular...
- ¿Alo?...
- ¡Catalina!... hem soy el Antonio.
- ¿Antonio? - Pregunto Catalina confundida... - ¿Porque mi papá me dijo que era el Francisco?
- No se, me dio cosa... sorry por eso...
- Bueno filo, no te preocupes, quizás hasta fue para mejor...
- ¿Porque?
- No por nada, otro día te explico...
- Mmm... Ok, bueno, yo te llamo para hacerte unas preguntas del sábado...
- Ah ok, demás... si yo igual quería hablarte de eso...
- ¿Ah si?... ¿porque?
- Mira, mañana… ¿porque no te veni' a mi casa después de la U?, total salimos temprano... es que ahora 'toy tomando once, y no puedo hablar muy tranquilamente
- Hem... Ok, no te preocupes... - Respondió Antonio, a quien no lo dejo de poner nervioso la invitación de Catalina.
- Bueno, entonces cuídate mucho... nos vemos mañana, ¡besos!
- Igual a ti... - Dijo Antonio nervioso - ¡Chao!
- Chao.

Jamais Vú - Capitulo I


Lunes, 24 de agosto

Eran las 2.30 de la mañana y Antonio estaba en su casa viendo televisión. Hacia un poco de frío, por lo que había cerrado las ventanas, y se había tapado hasta el cuello con la ropa de cama.
Al otro día era feriado, así que no debía ir a la Universidad, por lo cual decidió tomarse una noche de relajo trayendo a su pieza la televisión, unas cabritas, una buena película, que junto con su entera disposición a relajarse, harían de esa noche, una noche genial.

Eran ya las 3 de la mañana y en la televisión se podían oír las voces de dos hombres que discutían. Antonio ya no la miraba, las cabritas se habían acabado y el sueño le estaba ganando. Mientras se dormía pensaba en que quizás mañana subiría el cerro en bicicleta, el clima iba a estar perfecto; 24 ºC anunciados en el tiempo, y acompañar un día agradable con un poco de deporte no tenia precio para el, ya se arrepentiría del snack de cabritas que acababa de comer.
Había pasado ya un rato, en el que Antonio dormitaba y despertaba de vez en cuando, cabeceando y cabeceando... No quería apagar la tele, prefería quedarse dormido con el sonido de fondo y la tenue luz que iluminaba la habitación.
Antonio ya estaba dejándose vencer por el sueño, cuando de pronto comenzó a sentir un olor extraño, un olor como a carne en descomposición… y una leve presión en el pecho, una presión que comenzó como un simple cosquilleo, y que cada vez tomaba mas intensidad haciéndose mas y mas fuerte.

Luego de unos segundos la presión no se detenía, el olor le penetraba en los pulmones dándole incluso ganas de vomitar, y la presión se transformo en dolor. Antonio pensó que el dolor era producto de una mala posición o algo así, y trato de ponerse de pie, pero el dolor se intensifico aun más. Comenzó a extenderse a sus hombros y sus brazos dificultándole el ponerse de pie. Trataba en vano de mantenerse en esa posición, porque el dolor en el pecho no se lo permitía... De pronto, Antonio se sintió caer por el dolor, cayó con un golpe seco en el suelo... el dolor ya era tan fuerte que ni siquiera podía mantener los ojos abiertos y ya estaba todo mojado por el sudor que formaba gotas en su rostro. La desesperación comenzó a apoderarse de el. Sus intentos de gritar por ayuda resultaban en sollozos inútiles, y en medio de esa desesperación, el sonido del televisor disminuía en su cabeza pareciendo cada vez mas lejano, Antonio dejo de luchar… y todo se fue a negro.

Abrió los ojos lentamente, primero intento mover sus manos y toco el suelo, toco una alfombra y unas zapatillas para levantarse. Estaba en su pieza… o al menos eso parecía. Respiró. Estaba bien, no recordaba lo que había ocurrido esa noche, y sentía los golpes insistentes de su madre en la puerta de su habitación, insistentes, eso era lo que lo había despertado.

- ¡Abre la puerta Toño, ya son las 11, levántate hombre! - Decía su madre al otro lado de la puerta. Se levanto y le abrió, estaba recién despertando, y le dolía un poco la cabeza y los ojos...
- Hola mamá... - dijo mientras se ponía rápidamente de pie y la saludaba de un beso en la mejilla, estaba atónito, pero no quería preocupar a su mamá. Mantenía la compostura y se mostraba despreocupado.
- Mira cabro leso, apuesto que te quedaste dormido arriba de la cama y con la tele prendida, ¡mira! si andai’ con la misma ropa de ayer... si no digo yo; ya cámbiate de ropa... - Antonio entro al baño, y se sentó al borde de la tina, no podía dejar de pensar, estaba en silencio, pensando… - ¿Que ocurrió anoche? - …no encontraba en su mente un indicio, ni una imagen de lo que le había ocurrido la noche anterior, ni de porque había despertado en el suelo... solo recordaba que se había acomodado para ver una película, un dolor y… después de eso nada.

- Esta bien que hoy no vallas a la Universidad… – Le decía su madre. - …pero no por eso te vas a andar dejando estar, ¡ya báñate!, y hace tu cama, yo te ordeno la ropa aquí...

Antonio se baño aún ausente tratando de buscar una explicación a lo sucedido, luego hizo su cama, y tomo su bicicleta para subir el cerro. El cerro le quedaba medianamente cerca, a más o menos 15 minutos en bicicleta, y desde pequeño estaba acostumbrado a subirlo junto a su padre, quien ahora por obvias razones de salud, ya no podía acompañarlo como antes.
Algo de todo lo que le había pasado anoche le daba miedo, sobre todo el hecho de que no recordaba nada. No podía sacarse la duda de la mente, trataba de recordar las cosas que le pasaron.
Primero, un olor extraño... era un olor malo, desagradable... Luego un dolor en el pecho, que se hacía más y más fuerte, un dolor que incluso le restringía el ponerse de pie, y luego... luego... no recordaba nada mas. Pensaba que quizás podría haber sido un pre-Infarto o algo así, tenía antecedentes, su padre y su abuelo eran enfermos de corazón, así es que era una opción. Si así era... debía evitarlo, por lo que decidió desde ese momento, doblar la cantidad de ejercicio que hacía, y dejar de comer chatarras, o de comer muy tarde. Ahí fue cuando lamento el snack que acompaño su película la noche anterior.

Antonio era un Universitario común, sus notas eran cercanas a la media, tenía amigos, y disfrutaba del carrete. Cada fin de semana salía con sus compañeros pero siempre se medía con el alcohol, nunca tomaba de mas, y pasaba bastante rato bailando, no fumaba ningún tipo de sustancia, ni se excedía con nada, era el "niño bueno" del grupo. Siempre había sido estudioso, y nunca había tenido problemas mayores relacionados con sus estudios, lo cual no lo impedía de pasarlo bien... su pasión, definitivamente, era la bicicleta.

Eran las 5 de la tarde, y Antonio llego a su casa, sudado y cansado. Tomo una ducha, comió algo, y preparo sus cosas para el día de mañana, había pasado todo el día andando en bicicleta, doblo su tiempo normal, por lo cual debió subir y bajar el cerro dos veces.
Mientras daba su segunda vuelta por el cerro... decidió que quizás lo de anoche fue un sueño o algo así, y le resto importancia, en verdad, no podía afirmar si estaba despierto o durmiendo cuando le paso lo que... bueno, cuando le paso lo de anoche, quizás hasta fue un sueño. - Si, lo mejor es olvidarlo - …pensó.
Luego de estar un rato en el computador conversando por MSN con sus amigos, ya había olvidado lo que le había pasado la noche anterior, cuando de repente una ventana de conversación se abrió, era un amigo de la Universidad, Francisco.

- Wena Toño, ¿como estai'?
- Muy bien, aquí, descansando, estuve todo el día andando en bicicleta
- ¡Ah, que buena!, ¿y porque tanto?
- No por nada en especial, weas de uno, ¿que hiciste tu hoy día?
- Nada, descansar todo el día, jejeje... que paja que mañana tengamos que volver a la U, ame el fin de semana largo, ¡ame el sándwich, loco! jajaja
- Si yo también, aproveche de ordenar mi pieza que estaba pa' la embarra'…
- ¡Uh, me acordaste! verdad que tengo que ir a comprar el pan, ¿que hora es?
- Son como las 9 ya... tendrías que ir al súper... pero, ¿que tiene que ver con mi pieza?
- jajaja, ¡nada! ...ya voy corriendo, de ahí hablamos... ¡chao!
- Chao.

Antonio cerró la ventana, y un pequeño flash de lo de anoche paso por su mente... debía aclarar una duda antes de ir a acostarse.
Entro a Internet, abrió un buscador, y escribió: "síntomas de un ataque al corazón", abrió el primer enlace que apareció, y leyó el listado de síntomas que aparecían ahí:

* Presión fuerte, opresión, dolor y, o molestias en el centro del pecho y sensación de plenitud que duran más de unos minutos.
* Dolor o molestias que se extienden a los hombros, el cuello, los brazos o la mandíbula.
* Dolor en el pecho con una intensidad que aumenta.
* Dolor en el pecho que no se alivia con el reposo ni al tomar nitroglicerina.
* Dolor en el pecho que se produce junto con alguno o todos los siguientes síntomas (adicionales):
o Piel sudorosa, fría, pegajosa y, o pálida.
o Falta de respiración.
o Náusea o vómito.
o Mareo o desmayo.
o Cansancio o debilidad inexplicables.
o Pulso rápido o irregular.

Quedo helado, a pesar de que no tenía todos los síntomas, ya que definitivamente no sintió plenitud. Se preocupo bastante, decidió realmente doblar su tiempo de ejercicios, y comer mas sano. También decidió que no le diría nada a sus padres, el ya era un adulto, y podía con esto solo, además, no quería preocuparlos por algo que considero una pequeñez.
Luego de un par de horas, Antonio estaba en su cama, mirando el techo, y pensando... ¿que será todo esto?, las ideas que pasaban por su mente iban desde lo razonable hasta lo mas inexplicable y fantástico... luego de pensarlo un rato, decidió que era mucho mas sano no pensar en tonteras, y verle el lado científico al asunto, mas que mal, esto debía ser un problema medico, y su cuerpo estaba respondiendo a que algo estaba mal, y si algo estaba mal, el haría que mejorará...